El
libro trata de una serie de historias cortas que tienen lugar en Hiperbórea,
un continente legendario en el Ártico (antes de la glaciación del Pleistoceno),
tierra fértil y cálida con exuberantes selvas habitadas por inimaginables
criaturas. Una antología de relatos que inspiraron a maestros como H.P. Lovecraft y Robert E. Howard. La obra
mezcla horror cósmico con una buena ambientación en una Edad de Hierro y una
gran cantidad de divinidades. Se
trata de un libro, a mi entender, imprescindible en el género fantástico donde Clark
Asthton Smith se consagra como un creador de mundos inigualable.
Lovecraft escribió a Smith en una carta
fechada en 1929: “No debo retrasar al expresar mi alegría delirante poco menos
que en el cuento de Satampra Zeiros (cuento incluido aquí), sitio de una
atmósfera que puedo ver y sentir y oler la selva alrededor de inmemoriales
congregados, que estoy seguro que deben estar enterrados hoy en el hielo
glacial cerca de Olathoe, en la tierra de Lomar”. Poco después, Lovecraft
incluiría al primigenio Tsathoggua en su relato El
Montículo.
Sinopsis:
Este
volumen reúne las diez historias dedicadas por Smith al mundo perdido de
Hiperbórea: una civilización prehistórica, anterior a la última glaciación, un
universo crepuscular condenado a desaparecer bajo la nieve y el hielo. La
temática y estilo de estas historias son variopintos, y en ellas encontramos
desde el horror cósmico clásico de “Ubbo-Sathla”, uno de sus cuentos más
decididamente lovecraftianos, hasta el humor negro de “Los siete geases”, el
absurdo surrealista de “La puerta a Saturno”, con sus alienígenas cubistas, la
agridulce ironía poética de “La Sibila Blanca” o la alegre picaresca de “El
robo de los treinta y nueve cinturones”. La recopilación se completa con “El
laberinto de MaalDweb” y “Las mujeres flor”, los dos relatos magistrales
ambientados en el planeta Xiccarph, además de las tres historias protagonizadas
por los aihais –enigmáticos y descarnados habitantes de Marte– y sus grotescos
dioses.
Clark
Ashton Smith (1893-1961) nació en Long Valley (California) y pasó la mayor
parte de su vida en la cercana ciudad de Auburn. De formación autodidacta,
apasionado desde su infancia por el exotismo y la erudición, a los diecisiete
años ya había publicado poemas y relatos en distintas revistas. Animado por
Lovecraft, su amigo y admirador epistolar, Smith se convirtió en prolífico
autor de cuentos de terror y fantasía extraña, llegando a publicar más de
doscientos relatos en este y otros géneros afines.
Muchos de estos relatos se desarrollan en “mundos perdidos”, escenarios fantásticos situados en un lejano futuro o en un remotísimo pasado, en la tierra o en otros planetas (también en la colección Gótica Zothique, el último continente); son cuentos teñidos de exotismo, ironía y crueldad, que rivalizan en su propio e inconfundible estilo con las odiseas bárbaras de Howard y los horrores cósmicos de Lovecraft.
Muchos de estos relatos se desarrollan en “mundos perdidos”, escenarios fantásticos situados en un lejano futuro o en un remotísimo pasado, en la tierra o en otros planetas (también en la colección Gótica Zothique, el último continente); son cuentos teñidos de exotismo, ironía y crueldad, que rivalizan en su propio e inconfundible estilo con las odiseas bárbaras de Howard y los horrores cósmicos de Lovecraft.