viernes, 30 de septiembre de 2016

Hiperbórea y otros mundos perdidos de Clark Ashton Smith



El libro trata de una serie de historias cortas que tienen lugar en Hiperbórea, un continente legendario en el Ártico (antes de la glaciación del Pleistoceno), tierra fértil y cálida con exuberantes selvas habitadas por inimaginables criaturas. Una antología de relatos que inspiraron a maestros como H.P. Lovecraft y Robert E. Howard. La obra mezcla horror cósmico con una buena ambientación en una Edad de Hierro y una gran cantidad de divinidades. Se trata de un libro, a mi entender, imprescindible en el género fantástico donde Clark Asthton Smith se consagra como un creador de mundos inigualable.

Lovecraft escribió a Smith en una carta fechada en 1929: “No debo retrasar al expresar mi alegría delirante poco menos que en el cuento de Satampra Zeiros (cuento incluido aquí), sitio de una atmósfera que puedo ver y sentir y oler la selva alrededor de inmemoriales congregados, que estoy seguro que deben estar enterrados hoy en el hielo glacial cerca de Olathoe, en la tierra de Lomar”. Poco después, Lovecraft incluiría al primigenio Tsathoggua en su relato El Montículo.

 


Sinopsis:
Este volumen reúne las diez historias dedicadas por Smith al mundo perdido de Hiperbórea: una civilización prehistórica, anterior a la última glaciación, un universo crepuscular condenado a desaparecer bajo la nieve y el hielo. La temática y estilo de estas historias son variopintos, y en ellas encontramos desde el horror cósmico clásico de “Ubbo-Sathla”, uno de sus cuentos más decididamente lovecraftianos, hasta el humor negro de “Los siete geases”, el absurdo surrealista de “La puerta a Saturno”, con sus alienígenas cubistas, la agridulce ironía poética de “La Sibila Blanca” o la alegre picaresca de “El robo de los treinta y nueve cinturones”. La recopilación se completa con “El laberinto de MaalDweb” y “Las mujeres flor”, los dos relatos magistrales ambientados en el planeta Xiccarph, además de las tres historias protagonizadas por los aihais –enigmáticos y descarnados habitantes de Marte– y sus grotescos dioses.



Clark Ashton Smith (1893-1961) nació en Long Valley (California) y pasó la mayor parte de su vida en la cercana ciudad de Auburn. De formación autodidacta, apasionado desde su infancia por el exotismo y la erudición, a los diecisiete años ya había publicado poemas y relatos en distintas revistas. Animado por Lovecraft, su amigo y admirador epistolar, Smith se convirtió en prolífico autor de cuentos de terror y fantasía extraña, llegando a publicar más de doscientos relatos en este y otros géneros afines.
Muchos de estos relatos se desarrollan en “mundos perdidos”, escenarios fantásticos situados en un lejano futuro o en un remotísimo pasado, en la tierra o en otros planetas (también en la colección Gótica Zothique, el último continente); son cuentos teñidos de exotismo, ironía y crueldad, que rivalizan en su propio e inconfundible estilo con las odiseas bárbaras de Howard y los horrores cósmicos de Lovecraft.