lunes, 21 de noviembre de 2016

Libros distópicos I



La ciencia ficción es uno de mis géneros favoritos. Podría estar hablando de novelas y autores todo el año. Son muchísimos libros de grandísimos escritores y no sabría ni por dónde empezar. Me he aficionado a hacer listas masivas, es decir, varios libros recomendados en una sola entrada. Me resulta imposible decidirme por unos cuantos libros, así que he afinado un poco más la puntería y  escogí un subgénero, las distopías. A todos nos gusta leer sobre mundos futuros, en algunas ocasiones tendemos a imaginar como todo se va a pique, bien sea por exceso de control, monopolio empresarial, superpoblación... Las distopías nos resultan más realistas que otro tipo de novela, ya que, en muchos casos, se ve claramente que la tendencia actual nos lleva a los proximidades de esos mundos futuros. Aquí va mi pequeña lista, son todos clásicos, pero ni son los únicos, ni esta será la única entrada en el blog dedicada a este género. 



1984 de George Orwell (1949)






Sinopsis: En una supuesta sociedad policial, el estado ha conseguido el control total sobre el individuo. No existe siquiera un resquicio para la intimidad personal: el sexo es un crimen, las emociones están prohibidas, la adoración al sistema es la condición para seguir vivo. La Policía del Pensamiento se encargará de torturar hasta la muerte a los conspiradores, aunque para ello sea necesario acusar a inocentes. Winston y Julia, a pesar de ser miembros del Partido y sabiendo que el Gran Hermano les vigila, se rebelan contra ese poder que se ha adueñado de las conciencias de sus conciudadanos. El camino que seguirán se convertirá en un peligroso laberinto hacia un final incierto.
 

Un mundo feliz de Aldous Huxley (1932)




Sinopsis: Escrita en 1932, la novela anticipa el desarrollo en tecnología reproductiva, cultivos humanos e hipnopedia que, combinadas, cambian radicalmente la sociedad. El mundo aquí descrito podría ser una utopía, aunque irónica y ambigua: la humanidad es desenfadada, saludable y avanzada tecnológicamente. La guerra y la pobreza han sido erradicadas, y todos son permanentemente felices. Sin embargo, la ironía es que todas estas cosas se han alcanzado tras eliminar muchas otras: la familia, la diversidad cultural, el arte, la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía.



Fahrenheit 451 de Ray Bradbury (1953)
 





Sinopsis: Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende y arde.
Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo. La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.

  

Nosotros de  Yevgueni Zamiatin (1921)






Sinopsis: En la ciudad de cristal y acero del Estado Único, separada por un muro del mundo salvaje, la vida transcurre sometida a la inflexible autoridad del Bienhechor: los hombres-número trabajan con horarios fijos, siempre a la vista de todos, sin vida privada: el "yo" ha dejado lugar al "nosotros". El narrador de este diario íntimo, D-503, es el constructor de una nave interestelar que deberá llevar al universo «el bienaventurado yugo de la razón». Pero se enamora: el amor equivale a la rebelión, y el instinto sexual al deseo de libertad. Aunque, tras extirparle a D-503 el "ganglio craniano de la fantasía", el Estado sedentario, entrópico, salga victorioso de la conspiración, allende sus muros siguen los hombres nómadas, llenos de energía, que generarán nuevos insurrectos: no existe, ni jamás existirá, la última revolución.
Muchos lectores, al leer Nosotros, escrita entre 1919 y 1921, prohibida oficialmente hasta 1988 en la URSS, comprobarán cómo se anticipa magistralmente a todas las novelas posteriores sobre utopías totalitarias, sobre todo la de Orwell, 1984.
Junto a Un mundo Feliz (Aldous Huxley) y 1984 (George Orwell) forma la trilogía clásica de novelas antiutópicas de la primera mitad de siglo XX.
 

Leyes de mercado de Richard Morgan (2004)




Sinopsis: La forja de uno de los líderes que controlan el mundo.
Una reelaboración a lo Michael Moore de los temas orwellianos con una estética entre «Mad Max» y «La hoguera de las vanidades».
Zektivs: las nuevas estrellas mediáticas cuyas proezas en la carretera se siguen sin aliento en todos los rincones del mundo. Son los modernos gladiadores de las multinacionales, hombres y mujeres dispuestos a jugarse la vida para defender un contrato en duelos sobre el asfalto.
Richard Morgan extrapola a partir de los vientos neoliberales que azotan la sociedad contemporánea y recrea un futuro próximo donde la globalización ha llegado a sus últimas consecuencias. Hipnótica e inapelable, Leyes de mercado se proclama en ambición y resultados la primera gran novela de ciencia ficción del nuevo milenio.



¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick (1968)
 






Sinopsis: En un mundo devastado por la guerra, lleno de restos tecnológicos y bloques de apartamentos vacíos, Rick Deckard es un cazador mercenario, un cazarrecompensas, cuya tarea consiste en retirar de la circulación a los androides rebeldes. Sin embargo, los Nexus-6 son androides con características muy especiales, casi humanas, y no va a ser tarea fácil identificarlos. Blade Runner (o ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) es sin duda una de las mejores obras y la más leída de Philip K. Dick y uno de los puntos de referencia ineludibles de todo el cyberpunk posterior. Alucinante pesadilla tecnológica, intensa novela de aventuras, su modo de plantear la existencia de una muy fina línea que delimita lo natural de lo artificial fue también la base de uno de los grandes hitos en la historia del cine en manos de Ridley Scott.
Todo un clásico de la literatura de ciencia ficción, que a su vez dio vida a una película clásica.



La naranja mecánica de Anthony Burgess (1962)
 





Sinopsis: Anthony Burgess fue un famoso escritor y compositor británico cuya obra más famosa fue la novela La naranja mecánica publicada en 1962. La historia está inspirada por un incidente vivido por el autor durante la Segunda Guerra Mundial, cuando él y su mujer fueron asaltados en 1944, siendo la esposa del propio Burgess víctima de robo y violación por parte de cuatro soldados estadounidenses en las calles londinenses. Dado que se encontraba embarazada, la paliza le provocó un aborto. El libro trata sobre la libre voluntad y la moral, y la manipulación de los individuos por fuerzas como los sistemas políticos, la represión, y como estas conllevan la corrupción del ser humano.
La naranja mecánica cuenta la historia del nadsat-adolescente Alex y sus tres drugosamigos en un mundo de crueldad y destrucción. Alex tiene los principales atributos humanos: amor a la agresión, amor al lenguaje, amor a la belleza. Pero es joven y no ha entendido aún la verdadera importancia de la libertad, la que disfruta de un modo violento. En cierto sentido vive en el edén, y sólo cuando cae, como en verdad le ocurre, desde una ventana, parece capaz de llegar a transformarse en un verdadero ser humano.
Esta novela fue llevada al cine en 1971, de la mano del director Stanley Kubrick, en un polémico film protagonizado por Malcolm McDowell, que le dio vida al carismático y psicopático delincuente Alex De Large.

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